Hoy toca hablar de otro de mis temas favoritos y abrir etiqueta nueva (que ya era hora). Y qué mejor que con un artista que considero revolucionario en la historia del arte argentino.
Nicolás García Uriburu me gusta por sus colores y sus texturas pero más me gusta el concepto que se puede encontrar en su obra. Todo puede resumirse en que hace "arte ecológico" pero no es lo único que hace sino que hay más.
Famosas son el mundo sus intervenciones en ríos y fuentes famosas teñidas de verde, verde ecología, verde esperanza. Hay fotos en su web donde a bordo de una góndola navega por verdes canales venecianos, hay otras donde arroja tachos de pintura en la Fuente del Trocadero de París - ojo, es un tinte ecológico que desaparece con el paso de las horas, su obra no contamina - y las últimas en nuestro ancho y sucio río de la Plata me tuvieron por testigo.
Con su líquido biodegradable denunció la contaminación de las aguas en el Rhin, en el Adriático, en Niza (Fontaine du Soleil), en Bélgica (puerto de Amberes) e incluso en Tokio (Green Hatchiko) .
Pero su defensa de la naturaleza no queda en colorear agua y envasarla luego en elegantes botellas de vidrio. Integrante de la Fundación Bosque lleva plantados miles de árboles en distintos puntos importantes del mundo y como presidente de otra fundación que lleva su nombre promueve el estudio de los pueblos originarios de América y dice donará a ella su importante colección personal de arte precolombino (máscaras, vasijas y otros objetos de incalculable valor histórico).
FILOSOFIA GEOGRAFICA o subjetividades cromáticas
Uriburu piensa y pinta cómo piensa y ésta no es su faceta menos importante pero es la que más disfruto. Sus pinturas son más que colores y sus colores aquí no se resumen al verde aunque es un color importante en su paleta y le va muy bien. Sus telas tienen un brillo que hace pensar en Warhol pero no lo copia ni por asomo porque este artista tiene estilo propio y su impronta puede adivinarse aunque la obra no tenga firma o nadie nos apunte a quien pertenece.
Vengo diciendo desde el principio que Uriburu es más que pintura y ahora toca explicar su idea del mundo global y la importancia de la imagen en él. No creo que alguien me contradiga si opino que la silueta de la botella de Coca alude inmediatamente al capitalismo moderno y salvaje de Estados Unidos. Pues Uriburu entendió esto hace mas de 30 años y según él (y yo adhiero) el hecho de que el planisferio indique un Norte en el extremo superior es algo subjetivo pero de gran fuerza simbólica.
Que el Norte esté arriba y el Sur abajo es un concepto de los antiguos cartógrafos imponiendo su mirada de pueblos conquistadores sobre pueblos conquistados. No deja de ser la misma óptica de aquellas viñetas de Mafalda preguntándose por el norte y el sur.
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El norte que nos empuja abajo y más abajo en nuestras expectativas de progreso. El norte que manipula nuestros políticos y controla nuestras vidas a través de la política ayer, a través de las privatizaciones hoy. El norte que nos oprime, exprime y deprime.
Primero, fue su cuadro de un planisferio invertido el que revolucionó el mundo de la pintura y por qué no el de las convenciones cartográficas. Luego vinieron los cuadros de América y Sudamérica hasta terminar en lo que el autor considera el equilibrio y que es la obra "Ni arriba ni abajo" que pone en pie de igualdad a nuestro continente. En pie de igualdad o sin pie en ningún sitio (Cómo era aquello que contaba ayer ... que el techo de un hombre es el piso de otro?).
Uriburu intenta con su obra contrarrestar esa imagen que nos convierte en súbditos de otros. La imagen convencional del planisferio que estudiamos en el cole nos remite a que el mundo nos aplasta y esto también es subjetivo porque a nadie se le ocurrió decir primero que "al mundo lo sostenemos".
Siempre recuerdo esa anécdota del niño que no puede ver el mundo y el padre lo pone en sus hombros para que pueda acceder a él desde la seguridad de que nunca será soltado y pienso qué distinta hubiera sido la historia si las grandes potencias nos valoraran por lo que contribuimos y no nos nos consideraran como aquellos esclavos que llevaban en hombros a sus amos para que no ensucien sus botas con barro.
Uriburu pinta y hace filosofía política con su pintura. Yo escribo y espero pintar mundos con mi escritura.
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Este es uno de mis cuadros favoritos de Uriburu ("Ni arriba ni abajo" 1993 - Óleo sobre tela 130 x 220 cm Colección Francisco de Narváez). Narváez también es propietario de La Rosa de los Vientos de Uriburu y que también me encanta - donde obviamente no marca el norte jeje - y según lo que ha dicho en varias entrevistas los compró por los mismos motivos que a mi me gustan, que son la idea que subyace en ellos.
Considero que Narváez tiene más posibilidades (por suerte) que Macri para algún día ser presidente y me pregunto si pondrá en práctica esta filosofía de ocupar el sillón de Rivadavia. Ojalá sea así... si se cumple mi oráculo.
